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Características

Mejillones, nombre curioso teniendo en cuenta que su origen latino, musculus, vendría a significar ratón. Hoy en día la mayoría de los que comemos son de cultivo, muy conocidos y reconocidos los gallegos a nivel mundial, pero también muy buenos y cercanos los de cultivo del Delta del Ebro o Roses. También los encontramos de roca, normalmente más pequeños, y muchas veces más sabrosos que los de cultivo. El mejillón es uno de los reyes del mar, nutritivamente hablando, aporta proteína de calidad, un nivel muy bajo de grasas, hierro y una elevada proporción de vitaminas esenciales para nosotros como lo son la B12 o la B9 (los folatos o el más conocido ácido fólico). Contiene también interesantes cantidades de minerales como el potasio, el calcio o el magnesio. Y lo mejor de todo, el mejillón puede ser cocinado sin añadir grasas, o sea que es ideal para dietas bajas en grasas, pero con buenos requerimientos energéticos, como lo es la etapa de la mujer embarazada. Aunque mucho mejor si es fresco, el mejillón en lata, al natural o en escabeche, es una buena alternativa y conserva la mayoría de sus beneficiosas propiedades nutricionales.

Cómo se limpian los mejillones

Siempre dicen que lo primero que se debe hacer con un saco de mejillones es olerlo, si alguno de ellos desprende mal olor, elimínelo. Observe también si hay rotos o muy abiertos (no aquellos ligeramente abiertos que al presionar se cierran) y en caso de encontrarlos mucho mejor eliminarlos también. A continuación, raspar con la punta de un cuchillo los pequeños moluscos o basura pegada, y por último, y lo más importante, elimine los filamentos que originariamente sirven al mejillón para restar adherido a la roca o plataforma donde vive.

Para hacerlo, debe hacer un movimiento rápido en dirección a la punta del mejillón, si el mejillón es fresco no le costará nada eliminarlo. Mojar bajo un chorro de agua fría y los tiene listos para cocinar. Se pueden congelar y ser conservados durante unos 3 meses, pero mucho mejor comerlos frescos. Si los tiene que guardar en la nevera, envuélvalos con un paño húmedo y no deje que se sequen o bien guárdelos nadando en un bol con agua salada.

Cómo se cocinan los mejillones

Lo más importante, al cocinarlo, es no cocinarlo demasiado. ¿Cuántas sartenes o arroces ha visto en las que el mejillón está reseco? Creo que es uno de los motivos por los que, a los pocos que no les gustan, no les gusten nada, este recuerdo del mejillón seco y sin sabor, muchas veces los mejillones que nos comemos están sobre cocidos. La forma más fácil para consumirlos es abrirlos al vapor: ponerlos limpios en un cazo u olla, si no los desea perfumar no hay que añadir nada. Siempre se puede poner medio limón, unas hojas de laurel, unos granos de pimienta, etc. No es necesario que agregue agua, como mucho unas gotas si están secos de la nevera, pero si los lava con la poca agua que los acompaña hay de sobra. Abra el fuego al máximo y tape. Vigilarlos y cuando observe que todos ya están abiertos apartar del fuego. Los belgas se los comen con patatas y mayonesa, nosotros os proponemos una versión más cercana.

Receta de mejillones a la marinera

Hay  tantas recetas de mejillones a la marinera como macarrones de la abuela.

Les explico una versión muy sencilla que espero que les guste.

Trinchar una cebolla bien pequeña y ponerla a cocer en un cazo con un poco de aceite de oliva virgen extra.

Mientrastanto, rallar tres o cuatro tomates.

Cuando la cebolla esté ya cocida (pero aún transparente, no deseamos que tome color), añadir el tomate rallado y si desea una marinera algo picante, un bicho seco.

Dejar que cueza el tomate y una vez sofrito, mojar el conjunto con un buen vaso de vino blanco (o vermut si les gusta) y dejar que se evapore el alcohol.

Rectificar de sal y pimienta y si es necesario, añadir una pizca de azúcar. Hacer una picada con ajo, perejil y azafrán y añadir al sofrito, darle dos vueltas y ya podría agregar los mejillones limpios y remojados.

Mezclar la salsa con los mejillones hasta que queden impregnados, tapar el cazo y dejar que se abran.

Justo cuando todos estén abiertos y la marinera haya entrado dentro las cáscaras, cierre el fuego, servir en un bol y comerlos calientes.

Autoras: Nuria May y Anna Tantull